9 de febrero de 2009

Sobre la ignoracia

Ignorantes, así nos sentimos en el MSR. Pues no conseguimos entender cómo los políticos logran la aprobación popular, ni cómo se atreven a hablar de solidaridad mientras aprueban la explotación de países tercermundistas mediante empresas multinacionales o cómo se llenan la boca de la palabra “paz” mientras consienten la existencia de fábricas de armas. Tampoco somos capaces de entender cómo se atreven a hablar de libertad mientras permiten que la televisión decida por nosotros o que su policía silencie la voz del pueblo. ¿Y la igualdad de la que hablan? No somos pocos los esclavizados por créditos bancarios a los que nos vemos obligados a recurrir para tener una vida digna: techo, comida, familia, definitivamente: derechos fundamentales. ¿Por qué han de tener usureros y explotadores una vida grata a costa de los trabajadores?

Ignorantes seguimos sintiéndonos la gente del MSR cuando observamos a nuestros vecinos super-disidentes con sus parches comunistas y chapitas anarquistas, que poco entienden de la filosofía política que tanto aman. Ignorantes somos, pues no realizamos su gran labor revolucionaria de conciertos y drogadicción, ni su odio y desprecio por la cultura de su pueblo, tampoco somos causantes de disturbios y destrozo de inmobiliario público, somos -en conclusión- poco más que una caricatura de los “auténticos” revolucionarios.

Ignorancia es sinónimo del MSR, pues a diferencia de la derechona más facha, somos ingenuos soñadores de una nación europea y de la constitución de una república popular. Llegamos a ser tan inocentes que creemos en la socialización de los recursos de un pueblo, en combatir el fratricidio que desangra las familias europeas. Tan ignorantes que nos atrevemos a salir a la calle sin la protección de Ralph Lauren o de Lacoste, tan ignorantes que defendemos la identidad en base a argumentos etno-culturales e históricos, rechazando el chauvinismo irracional, tan ignorantes que nos alineamos entre los hijos malditos de la política, los odiados, los rechazados, tan ignorantes somos que nos vemos incapaces de apreciar nuestra propia ignorancia.


Álex Martín Pesudo.

4 de febrero de 2009

Actitud disidente

Las revoluciones no se hacen:llegan (W. Phillips), y es por eso mismo que no pretendemos adquirir un arsenal, tomar un parlamento o conquistar las calles de nuestra ciudad. Nuestro afán es acelerar la llegada de la revolución social, un cambio político vacío de violencia, plenamente bienintencionada y de espíritu constructivo. Eso mismo reflejan nuestros eventos: actividades críticas con las injusticias del mundo actual que combinan el sentido del humor con la seriedad de una militancia formada, no hay cabida en nuestras campañas para actos de dudosa moralidad, es nuestro deber como disidentes ser ejemplo de una nueva sociedad, por eso mismo hacemos de nuestros actos nuestra carta de presentación.

Pintadas en muros viejos, paredes en proceso de construcción o en casas abandonadas. Pegatinas en farolas, vallas de obras y paletas de las señales. Panfletos en buzones o en coches. Una militancia activa y respetuosa con los vecinos es un objetivo ya superado por el Movimiento Social Republicano, es, adicionalmente, nuestra peculiar forma de entender la revolución: la concienciación de nuestro pueblo mediante la crítica en lugares visibles y transitados. Mediante esta agitación de conciencias escomo pretendemos abrirnos un hueco a codazos entre los dos grandes bloques que representan el bipartidismo en España.

Es evidente que un partido como el MSR -que está experimentando tal crecimiento popular- es mal visto por los poderes imperantes y sea puesto, por consiguiente, en su lista negra. La persecución política de sus miembros no es un caso aislado, ya son varios los casos de juicios impuestos a jóvenes social-republicanos por realizar pintadas en vallas de obras, o el complot de grupos de drogadictos pseudo-revolucionarios de pretendida índole sindicalista que saboteen campañas del MSR. Enemigos no nos faltan. Y eso nos satisface, tal y como decía Santiago Ramon y Cajal “¿No tienes enemigos? ¿Es que jamás dijiste la verdad o jamás amaste la justicia?”, debemos tener mucha razón, amar mucha la justicia o ambas a la vez y eso es algo que nos satisface.


Álex Martín Pesudo.